"Aunque soy un escritor muy poco autobiográfico, le daré yo mismo algunos datos sumarios: Nací el 95. A los 14 años, entré de alcanza rejones a un periódico. Hasta 1919 trabajé en el diarismo, primero en "La Prensa", luego en "El Tiempo", finalmente en "La Razón", diario que fundé con César Falcón, Humberto del Águila y otros muchachos. En este último diario patrocinamos la reforma universitaria. Desde 1918, nauseado de política criolla, -como diarista, y durante algún tiempo redactor político y parlamentario, conocí por dentro los partidos y vi en zapatillas a los estadistas- me orienté resueltamente hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficionado de decadentismo y bizantinismo finiseculares, en pleno apogeo. De fines de 1919 a mediados de 1923 viajé por Europa. Residí más de dos años en Italia, donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve por Francia, Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con algunos peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época señalan las estaciones de mi orientamiento socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes y en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. En 1924 estuve, como ya lo he contado, a punto de perder la vida. Perdí una pierna y quedé muy delicado. Habría seguramente ya curado del todo, con una existencia reposada. Pero ni mi pobreza ni mi inquietud intelectual me lo consienten. Desde hace seis meses mejoro poco a poco. No he publicado más libro que el que Ud. conoce. Tengo listos dos y en proyecto otros. He ahí mi vida en pocas palabras. No creo que valga la pena hacerla notoria; pero no puedo rehusarle los datos que Ud. me pide.vMe olvidaba: soy un autodidacta. Me matriculé una vez en Letras en Lima, pero con el sólo interés de seguir un curso de latín de un agustino erudito. Y en Europa frecuenté algunos cursos libremente, pero sin decidirme nunca a perder mi carácter extrauniversitario y, tal vez, si hasta antiuniversitario. En 1925 la Federación de Estudiantes me propuso a la Universidad como catedrático de la materia de mi competencia; pero, la mala voluntad del Rector y, seguramente, mi estado de salud, frustraron esta iniciativa".