José Carlos Mariátegui por María Wiesse.
Empresa Editora Amauta, 1971.

José Carlos, niño
Periodista a los 17 años
Primeras Inquietudes
Años en Europa
Reencuentro con la tierra natal
El agua lustral
"Amauta"
VIII.-
"Labor"
La Escena Contemporánea y 7 Ensayos de Interpretación de la realidad peruana
La Sinfonía Inconclusa
Un hombre con una filiación y una fe
Curva de una vida
VIII.- "Labor"

VIGILADO por la policía, amenazado por la enfermedad Mariátegui no desmaya. Seguirá haciendo su obra y, a la par que Amauta, publicará una revista dedicada únicamente a la defensa y a los intereses del proletariado —¿no es él un trabajador que, desde niño, conoce la ruda tarea del taller y lucha por ganarse su pan?—, al movimiento obrero y a las organizaciones gremiales. Amauta es el mensuario con acento artístico y literario, además de su orientación doctrinaria; Labor —que así se llamará la nueva publicación dirigida por Mariátegui— será el periódico del proletariado peruano. En Noviembre de 1928 sale el primer número de Labor.


En el bosque de Matamula. Enero 1928. De izquierda a derecha: Miguel B. Adler, Jorge Del Prado, José Carlos Mariátegui, Noemi Mildstein, Blanca del Prado y Ricardo Flórez.
Mariátegui no es el intelectual que adopta la postura novedosa de incorporarse a las filas del proletariado. Es hondamente sincero y el dolor y la tragedia del trabajador son suyos. Labor llegará al pueblo, para quien es escrito y tiene una fuerte repercusión en el elemento obrero. En el escritor que es José Carlos Mariátegui, en el pensador que en los Siete Ensayos ha penetrado en lo más profundo y viviente de la realidad peruana, los trabajadores ven al amigo más leal, al camarada más fraternal, al guía y maestro más seguro y firme. Y el proletariado de Morococha le dirige con fecha 14 de Enero de 1929, una carta de reconocimiento y de adhesión por la defensa emprendida en Labor a favor suyo. Este documento testimonia —más que cualquier otro comentario— el fervor de Mariátegui, la pureza de su doctrina y la fuerza con que había llegado su mensaje a las filas del proletariado.

Mas la zozobra y el temor del régimen leguiísta seguían intensificándose. Consideraba este régimen verdaderamente peligroso al quincenario Labor. Amauta, mensuario de arte, literatura, polémica y doctrina, se salvaba de la interdicción gubernativa, porque se ocupaba de aquella divina cosa inútil, que se llama el arte. Con Labor, grito de combate, voz de alerta y de defensa, las medidas habían de ser más radicales. Se le clausura, se prohíbe a su director publicar el quincenario dedicado al elemento obrero. La prohibición será acompañada de una visita policíaca a la casa del escritor. Los agentes registran los papeles y la correspondencia de Mariátegui. Nadie puede entrar a la casa de la calle Washington, sin que se le aprese.

Enero 1928. En el bosque de Matamula. Rodean a José Carlos Mariátegui, Noemi Mildstein, Miguel B. Adler, Blanca del Prado, Ricardo Martínez de la Torre. (Foto Malanca).

Se pierden autógrafos valiosos, documentos personales —la rapacidad de los agentes de policía es ilimitada— y la casa es invadida por la turba, sin consideración por la mujer y los pequeños hijos del escritor.
Mariátegui dirige al entonces Ministro de Gobierno, doctor Benjamín Huamán de los Heros, una nota de protesta por la interdicción de Labor. Pero los ministros no acostumbran contestar las notas de los escritores poco gratos al gobierno. Los términos empleados por "Mariátegui en su nota, cuán extraños debieron parecer al funcionario encargado de la cartera de Gobierno.
"Doctrina, ideología, gamonalismo, latifundista": ¿qué significaban todos éstos vocablos para el funcionario de un gobierno, que sólo gustaba de los epítetos laudatorios prodigados por unos periodistas sin moral?
Mariátegui también se dirigió al Presidente de la Asociación de Periodistas, protestando de la violación de la libertad de prensa y de pensamiento. Mas ¿qué podía hacer el "compañero Presidente", cuando los intereses de los capitalistas exigían la supresión de un periódico que defendía al proletariado del Perú?
Mientras tanto en Morococha los trabajadores de los centros mineros habían logrado constituir la "Federación de Obreros y Empleados de Morococha" e imponer a la Empresa un pliego de reclamaciones para mejorar sus condiciones de vida.
Labor había llegado hasta su décimo número. Sobre Amauta comenzaba, otra vez a extenderse la sombra de la persecución. Mariátegui, entonces, al comprender que se acercaba la supresión de aquella revista —una de las obras más queridas de su espíritu— piensa en irse con los suyos a Buenos Aires. Amauta, conocida y admirada en toda América, Amauta que llegaba a París, Moscú y Roma, saldría de Buenos Aires. En Buenos Aires trabajaría Mariátegui por la causa socialista. La gran ciudad cosmopolita se ofrecía —como un corazón— al escritor perseguido, amenazado e incomprendido en su país natal.

En el bosque de Matamula, 1929. De izquierda a derecha: José Malana, José Carlos Mariátegui, Miguel B. Adler, señora Amalia La Chira, Juanita (empleada), José Carlos Mariátegui Chiappe, Amalia Cavero Mariátegui, Sandro y Sigfrido Mariátegui Chiappe.